enero 2022
Marlery Sánchez

Por: Darian Bárcena Díaz

Diario Mayabeque

13 de Enero, 2022

 

Cuando el 15 de enero de 1960, frente a los miembros de la Sociedad Espeleológica de Cuba, en el paraninfo de la Academia de Ciencias de Cuba, Fidel explicaba la necesidad de que en los años siguientes Cuba pudiera contar “con una pléyade brillante de hombres de ciencia y de pensamiento, de investigadores y de científicos”, no sabía ―o quizás sí― la magnitud de sus palabras.

Y vaya si los profesionales cubanos han debido reinventarse ante las consabidas carencias y estrecheces que azotan la vida nacional en todos los órdenes. Pero hay algo más fuerte en su material genético, una capacidad de inventiva, un talante de sacrificio y un convencimiento de que la salud de más de 11 millones de connacionales descansan sobre sus hombros.

En esos avatares, los especialistas del Centro Nacional de Biopreparados (BioCen), empresa de alta tecnología, forman parte del pelotón de avanzada. Entre ellos, la Máster en Bioquímica y Jefa del Laboratorio de Alergenos, Wendy Ramírez González destaca por su sapiencia y consagración. Poseedora de una memoria envidiable para las fechas y de un discreto carisma, cada día trabaja sin descanso, al mando de un grupo de bioceneros que continúan apostando por la soberanía tecnológica y el empoderamiento científico.

“Soy graduada de la licenciatura en Biología en el año 2001. Una vez egresada, me inserté en el Laboratorio de Alergenos de BioCen, donde he permanecido por casi 22 años. De pequeña me gustaba todo ese mundo relacionado con la ciencia, los animales. Quizás fue eso, aunque cuando uno es joven y estudia en el preuniversitario, a veces no tiene clara una opción por la cual decantarse, pero me decidí por la Biología.

“Al llegar a este centro, me interesé por las faenas de laboratorio y la inmunología. Ya la particularidad relacionada con las alergias fue casi una casualidad, pero no me arrepiento, porque es un universo fascinante en el que he podido desempeñarme a plenitud. Así, me vinculé a una iniciativa encaminada al desarrollo de vacunas terapéuticas antialérgicas. Aprendí todas las técnicas para la formulación de vacunas, las técnicas inmunoenzimáticas, el cultivo de células y la producción de monoclonales.

“Alrededor de 2005 surgió la vacuna PROLINEM-DS, un fármaco de segunda generación, que emplea el hidróxido de aluminio con un adyuvante de combinación y alergenos purificados de Dermatophagoides Siboney y empezó el proceso de desarrollo preclínico de esa vacuna, que es ahora mi temática de doctorado. Desde 2016 asumí la jefatura del Laboratorio de Alergenos de BioCen, cuando el antiguo jefe, el doctor Alexis Labrada, fue promovido a la Dirección de Investigación y Desarrollo.

“El proyecto de inmunoterapia de la alergia agrupa dos iniciativas anteriores. Una de ellas es el Proyecto del Fondo Financiero de Ciencia e Innovación (Fonci) de desarrollo de la vacuna terapéutica antialérgica de segunda generación PROLINEM; y la otra consiste en el desarrollo de la vacuna antialérgica multivalente sublingual líquida, que era propio de nuestra institución. Esa vacuna multivalente sublingual líquida deriva de las antiguas vacunas VALERGEN, que entraron al sistema de salud desde 2008.

“Entonces se comenzaron los estudios ―que actualmente están en la etapa de ensayos clínicos— de combinación de alergenos en un mismo producto, pues se conoce que más del 30 por ciento de los alérgicos lo son, simultáneamente, a más de un ácaro, sin que esos tengan reactividad cruzada. Entonces, se dedujo que el tratamiento ideal para estos pacientes resulte de la mezcla de esos dos alergenos en un mismo producto, y se sustituyen de este modo las mezclas que, hasta ese momento, debían formular los médicos y el personal de laboratorio en los distintos hospitales.

“De esta manera se formularon las vacunas divalentes y trivalentes, en dependencia de la cantidad de ácaros que la forman. Así, se puede nombrar la DiVal (compuesta por Dermatophagoides pteronyssinus y por Blomia tropicalis) y la TriVal (conformada por el Dermatophagoides siboney, el Dermatophagoides pteronyssinus y el Blomia tropicalis). Esa hazaña constituyó todo un desafío tecnológico, pues para lograr una vacuna más concentrada hubo que retirar toda la grasa a la materia prima, para lograr ese formulado con una mayor concentración. Esos elementos se mezclan con glicerol, pero que a diferencia de las vacunas VALERGEN no necesita una manipulación del médico para mezclarla, sino que puede ser usada por el paciente en su hogar.

“Ya la vacuna PROLINEM-DS concluyó los ensayos no clínicos con resultados satisfactorios y también la Fase I del ensayo clínico, demostrando que con solo tres inmunizaciones se puede lograr la protección antialérgica y un perfil de anticuerpos notable para la inmunoterapia. En esta misma plataforma comenzamos a trabajar con el ácaro Blomia tropicalis, es decir, PROLINEM-BT, que también concluyó el estudio con animales de modo exitoso.

“Ahora comenzamos a laborar en el desarrollo farmacéutico de la vacuna PROLINEM-BTDP, que sería la combinación entre los ácaros Dermatophagoides pteronyssinus y Blomia tropicalis, de fracciones purificadas de alergenos. Ya se ha concluido el modelo profiláctico en animales y se espera comenzar el modelo terapéutico en el año que recién comenzamos”, concluye la también investigadora auxiliar de BioCen, una institución que continúa dignificando la labor de la ciencia en favor de su principal destinatario: el hombre.